CELEBRAR LOS 18 AÑOS


El cumpleaños es el día del aniversario del nacimiento. La palabra es propiamente española y significa precisamente lo que dicen los dos términos de esta palabra compuesta: cumplir-años.

Cumplir 18 años.
El decimoctavo cumpleaños es un acontecimiento muy esperado, probablemente uno de los más importantes de la vida porque señala simbólicamente la entrada en la edad adulta, el debut en sociedad, con una pequeña y significativa carga de nuevos deberes y nuevos derechos. Normalmente significa poder apuntarse en una autoescuela, ejercer el derecho de voto, poder firmar los justificantes de las ausencias a los institutos docentes, no tener que pedir autorización para las salidas nocturnas...
El hecho de alcanzar esta importante etapa de la vida es normalmente festejado con una celebración especial. A decir verdad, son dos las celebraciones indispensables e imprescindibles a los ojos de los nuevos adultos: una celebración privada, reservada a la familia y demás parientes, y otra, podríamos decir que pública, para brindar por el evento con los amigos más cercanos. En la aristocracia y en la alta sociedad a la fiesta que se organiza para celebrar los 18 años de una chica de le llama "Puesta de largo", porque normalmente es la primera vez que las jovenes se ponen un vestido de noche, de esos que llegan hasta los pies.



La fiesta privada por la mayoría de edad.
A la celebración privada se invita a los familiares y a aquellas personas que hayan sido importantes en la vida de quienes cumplen los "fatídicos" dieciocho años. Por tanto, podrán asistir la madrina y el padrino del bautismo y de la confirmación, los padres que organizan y pagan la fiesta, hermanos, abuelos, tíos y demás miembros de la familia, a los que se les invitará a un almuerzo en un restaurante o en casa, al final del cual tendrá lugar el brindis y el corte de la tarta. O bien, se puede optar por un sencillo refrigerio vespertino, con pasteles y cava o champán, que se podrá ofrecer en casa o en algún local público.
Los parientes más jóvenes, o sea, los primos y demás, aunque hayan aistido a la fiesta privada, también serán invitados a la fiesta pública.


La fiesta pública del dieciochoañero
Lo primero que hay que hacer es establecer la fecha y elegir el lugar de la reunión. Sería preferible evitar restaurantes o pizzerías porque el jaleo de la fiesta probablemente llegará a apoderarse de todo el local. En el local elegido los amantes de la juerga podrán disfrutar de una buena compañía y de la música sin molestar, ni ser molestados.
Luego se confeccionará la lista de invitados, con cuya presencia se quiere contar, y proceder a su invitación.
Las invitaciones deben ser enviadas con cierta antelación, al menos con tres semanas, con el fin de permitir que todos puedan organizarse y no faltar. La invitación puede hacerse por vía oral (en persona o por teléfono), pero puede estar bien el hacerlo por escrito, bien por aquellos invitados que gustan de formalidades, bien para dejar una huella indeleble de un día tan memorable, con una tarjeta atractiva y colorida donde figure hora y lugar de la reunión. ¡Un perfecto recordatorio para los invitados más distraídos!
Este tipo de convites es conveniente hacerlos de pié, es más, puede ocurrir que haya tantos invitados que sea imposible acomodarlos en una mesa por grande que sea. Además los invitados se sentirán más libres para moverse y para poder conversar con distintas personas, haciendo que la noche sea mucho más agradable y logrando así que la celebración por la mayoría de edad sea inolvidable.
En estos casos, por lo tanto, será necesario preparar con antelación un buffet bien surtido de alimentos en relación al número de invitados esperados, teniendo en cuenta que "más vale que sobre a que falte" para el caso de que al final pudieran presentarse algunas personas de más acompañando a alguno de los invitados.
Conviene elegir los pinchos, las tapas, las banderillas y unos cuantos platos que puedan prepararse en un momento y que los invitados puedan tomar con la mano sin mancharse demasiado, los llamados platos "finger food". También será necesario tener preparado un montón de hielo y meter en la nevera, ya desde el día anterior, gran cantidad de zumos, refrescos y abundante agua mineral.



Organización del local de la fiesta
El local, salón o sala destinada a los festejos puede tenerse preparada desde el día anterior, retirando los muebles, colocando los manteles sobre las mesas y preparando platos, cubiertos y vasos.
Conviene dejar espacio libre en el centro del salón. Es mejor retirar las sillas de alrededor de la mesa porque no harían sino estorban y no tendrán utilidad alguna e ir colocándolas en varios puntos de la estancia, contra las paredes, por si los sillones y los sofás disponibles no fueran a ser suficientes para proporcionar a todos los invitados un lugar donde poder sentarse. Son muy prácticas las sillas plegables porque cuando no se usan apenas ocupan espacio, además pueden comprarse en unos grandes almacenes a un precio bastante económico y tras usarlas pueden guardarse en un cuarto trastero o en el garaje.

Organizar el bufet. La mesa del bufet debe estar adosada a una de las paredes del salón, mejor si queda separada del resto de mobiliario, de modo que la mesa sea de fácil acceso. Habrá que cubrir con pequeños manteles o con servilletas los lugares de la mesa destinados a los platos y los vasos sin olvidar algún mantelito para las mesitas situadas junto a los sofás. Además de las mesas podría ser útil disponer de un carrito donde colocar platos, vasos y cubiertos de reserva.
Si la estancia estuviera dotada de una terraza, o de un simple balcón, será agradable prepararla como si fuera una extensión del local. Aún cuando el tiempo no permitiera su uso siempre conviene tenerla ordenada y agradable a la vista.


Vestir la mesa. La mesa deberá estar cubierta con un mantel alegre, incluso cuando la fiesta vaya a desarrollarse en la terraza o en el jardín o aunque se haya elegido un entorno rústico. Un mantel siempre actual es el clásico, blanco, de lino, aunque también podría llevar algún motivo en un solo tono. Como la celebración del 18 cumpleaños se considera una fiesta informal puede también usarse un mantel de papel, o de ese tejido “no tejido” (tela hecha de fibras sin hilar), de los que pueden encontrarse de muy diferentes tipos, algunos realmente bonitos y decorativos. Si se usa más de una mesa sería preferible utilizar manteles idénticos, o de unos colores que compaginen bien. Naturalmente también pueden ser de papel las servilletas y los platos, decorados si es posible con los mismos motivos que el mantel.
Decoración de la mesa. La mesa se puede completar con algunas decoraciones fáciles de confeccionar, como por ejemplo, flores, frutas o cualquier otro elemento decorativo que recuerde o que tenga algo que ver con el nuevo adulto. Pueden utilizarse también en las mesas el mismo tipo de flores usadas en la composición de las invitaciones postales. Es suficiente, con aguja e hilo, coser con unas cuantas puntadas ocultas varias flores sobre el vuelo del mantel, por lo que serán preferibles las que sean resistentes como por ejemplo las caléndulas, las clásicas margaritas, o las margaritas africanas, las anémonas, las rosas etc. y unas robustas hojas brillantes y verdes.
En vez de poner en la mesa sólo flores, también puede prepararse una atractiva composición de frutas colocados en forma de pirámide tratando así de que no ocupen demasiado espacio, usando, por ejemplo, pequeñas manzanas rojas o una mezcla de frutas y rellenando con flores y hojas verdes los espacios entre una y otra fruta, todo ello dispuesto en un gran recipiente o mejor aún en un elegante frutero colocado junto a la pared de forma que no constituya ningún obstáculo para el desarrollo de la fiesta.



Vajilla y cubertería. Sobre la mesa se alinearán las bandejas con los correspondientes utensilios de servicio. Junto a ellas se colocará todo lo necesario para que cada uno pueda servirse, es decir, los platos, las servilletas y los cubiertos. Debe haber suficiente cantidad de platos como para que los invitados puedan cambiarlos después de cada uso, pudiendo utilizarse ese tipo de platos de papel plastificado, a juego con las servilletas y con el mantel. Las servilletas deben ser abundantes, preferiblemente de papel y sin escatimar en cantidad, para que no se agoten a mitad de la celebración.
Sobre la mesa también debe haber espacio para los recipientes y cuencos de diferentes tamaños con los aperitivos que puedan permanecer fuera del frigorífico, como por ejemplo aceitunas, galletas saladas, patatas fritas, palomitas de maíz, cacahuetes, etc.


Vasos y bebidas. En otra mesa, incluso en otra parte del salón, podrán colocarse los vasos y se reservará el espacio destinado a las bebidas en jarras o en botellas, a los botellines de agua mineral, de té frío al limón o al melocotón, de té verde, a las bebidas alcohólicas (aunque sería mejor evitar los licores y las bebidas demasiado alcohólicas) y a los utensilios para preparar los cócteles. Los vasos deben ser numerosos, teniendo en cuenta que cada huésped utilizará varios de ellos y de diferente tipo dependiendo de las bebidas que desee probar en cada momento. Luego habrá que buscar un lugar para los dulces y la fruta, si es posible utilizando otra mesa más. La separación y diferenciación de las distintas mesas evita que los invitados se apelotonen alrededor de una sola, dificultando con ello sus movimientos y el diálogo entre ellos.


La decoración del local
Flores y plantas. Las flores son especialmente adecuadas para una fiesta porque hacen que cualquier entorno sea mucho más agradable. Es conveniente elegir un tipo de flores con un aroma no demasiado intenso, especialmente si hace mucho calor, porque el calor con un perfume muy fuerte puede llegar a ser molesto para personas especialmente sensibles. Si finalmente se decide decorar la habitación con flores, se elegirán unas flores vistosas y frescas, mejor si son de temporada.
Pueden reunirse todas las plantas verdes de la casa para crear un marco muy agradable y hacer que el ambiente sea más acogedor. También se pueden poner sarmientos de vid con algún racimo si es la estación o ramos floridos en paredes, barandillas y lámparas, si éstas fueran aptas para ello. Incluso la entrada de la casa y el espacio de alrededor puede ser decorada con algún tipo de arreglo floral.
Música. Para conseguir el ambiente justo es obligatorio contar con un fondo musical, con un tipo de música adecuado a la velada. Lo mejor es pedirle a un amigo que se ocupe de ello, al objeto de disponer de una persona que se encargará de mantener el ambiente justo, evitando que nadie pueda meter mano a los equipos de música modificando el volumen en forma molesta.
Lámparas y velas. El efecto de las velas encendidas es siempre muy sugestivo. Unas velas y unos hermosos candelabros dan un tono elegante y animado a la fiesta, pero si la casa es pequeña y existe la posibilidad de que alguna de las velas pudiera caerse con riesgo de incendio, es mejor elegir velas que tengan una gran estabilidad, tratando luego de elegir los lugares más adecuados y menos peligrosos donde colocarlas.
Se pueden colocar sobre la mesa y sobre los muebles, por ejemplo se puede poner un montón de velas en las baldas de una estantería o librería. Las curiosas velas flotantes se pueden colocar en el interior de copas o en cualquier otra vasija de cristal con un poco de agua, de forma que las mismas paredes del recipiente protejan la llama.
Hay un cierto tipo de velas que pueden incluso colocarse al aire libre, como por ejemplo a la entrada del salón y en los balcones, eligiendo para ello unos portavelas contraviento. Si el tiempo lo permite, pueden ubicarse también en la terraza o en el jardín, de hecho, en el exterior las teas y las velas pueden constituir la única fuente de iluminación, creando así una atmósfera mágica.



Ideas para las recetas de la fiesta de cumpleaños
Un poco de organización, jugando con la suficiente antelación y preparando a tiempo todo lo necesario para el buffet, junto con unas bebidas no muy alcohólicas y un poco de música, son los ingredientes básicos para asegurarse de que la velada tendrá éxito.


Un menú de efecto. Con un menú simple, pero imaginativo, fácil de preparar y disponiendo las viandas con gracia en los platos se puede quedar divinamente. Es preciso elegir unos alimentos que se presten a ser consumidos de pie, sentados en sillones o apoyados en el brazo de un sofá. Por esta razón, son tan adecuadas y tienen tanto éxito las empanadas que, cortadas en porciones de forma triangular o cuadrada, puede disfrutarse de ellas bien calientes o a temperatura ambiente; también son adecuados los entremeses variados y diversos tipos de ensaladas bien de pasta corta, o incluso a base de arroz. Hay que desechar absolutamente la pasta larga, como fideos, tallarines o espaguetis, porque es difícil y trabajoso comer este tipo de pasta estando de pie. Además de los platos fríos pueden elegirse algunos otros para calentar en el horno en el último momento y satisfacer así los gustos de todos. Las salsas no deben ser muy líquidas ni demasiado abundantes, ya que se corre el riesgo de que se derramen en los trajes o en la tapicería.


¿Qué tipos de bebida se puede servir? Pueden prepararse algunos de los clásicos cócteles como el Margarita, el típico Martini, el Blody Mary u otros con no demasiado alcohol, zumos de frutas con un poco de cava brut o brut nature, vino espumoso seco o champán. El cava o champán puede incluso sustituir a los cócteles, ya que mucha gente lo prefiere incluso para acompañar la cena. De todas formas hay que tener preparado un vino fresco y ligero, blanco o rosado, que suele hacer un buen maridaje con los primeros platos y hasta para alguno de los segundos. También puede tenerse previsto algún vino tinto no demasiado fuerte, en cuyo caso deberá tenerse el cuidado de servirse ligeramente fresco.
El cóctel de bienvenida. Con todo ya preparado, se esperará la llegada de los invitados que, tal como se explica más adelante, serán recibidos por el homenajeado u homenajeada con algún tipo de bebida (sin alcohol), que se acompañará con una gran variedad de bocaditos, montaditos y pinchos. Una vez llegados todos los invitados puede continuarse con un par de primeros platos, que pueden ser fríos o a temperatura ambiente y, si se quiere, se puede pasar a las ensaladas y a los segundos.
Postres. Se puede terminar sirviendo un buen trozo de pastel, una mouse y una colorida macedonia de frutas. La confitería puede ser muy diversa, tanto como lo hayan podido ser los aperitivos, ya que generalmente los dulces siempre llaman mucho la atención y es una forma más de entretener a los invitados que realmente funciona y proporciona alegría. Se pueden servir distintos tipos de dulces, como chocolatinas, pastelitos de frutas, etc. En general son adecuados todos aquellos dulces que no se derritan al poco rato de sacarlos del frigorífico, van bien las macedonias, y por último, lo que no puede faltar es la tarta de cumpleaños que, con las velitas encendidas, puede hacerse entrar en el salón en semipenumbra, lo cual siempre causa un agradable y misterioso efecto. Con los postres se puede servir algún licor y cava semiseco o dulce para el brindis.


Últimos detalles poco antes de la fiesta
A la llegada de los invitados, la mesa debe estar ya preparada con los alimentos bien dispuestos en bandejas. Se cortarán en rebanadas o en pedazos que puedan introducirse de un solo bocado en la boca todos aquellos platos que se presten a ello, como las empanadas e incluso los pasteles. Se colocarán en la mesa también todos aquellos platos que se deban servir fríos. Las bolsas de patatas fritas, nachos, doritos y similares se abrirán en el último momento porque si llevaran mucho tiempo abiertas dichos productos estarían menos crujientes.
Habrá que preparar con tiempo la cafetera para tenerla rápidamente dispuesta cuando se necesite, al igual que las tazas, las cucharillas y los azucareros.


Llegada de los invitados.
El homenajeado (o la homenajeada) recibirá a todos los invitados conforme vayan llegando, les ayudará a quitarse la prenda de abrigo o la chaqueta y a dejar el bolso, los acompañará al interior del salón ofreciéndoles el mencionado cóctel de bienvenida y hará las oportunas presentaciones con quienes hayan llegado antes.
Mención aparte merecen los regalos. Las reglas de etiqueta aconsejan abrir los regalos conforme se van recibiendo, pero quizá no todos los invitados se presenten con un presente, valga la redundancia, por lo tanto para evitar parecer descorteses al descubrirse quién trae y quién no un regalo, puede optarse por colocar todos los paquetes juntos y esperar a abrirlos en algún momento de calma, ya que los quehaceres de la fiesta no van a faltar. Luego, al día siguiente, se podrá agradecer por teléfono a todas aquellas personas que han llevado un regalo a la fiesta de cumpleaños.



Comienza la fiesta
Quien hace los honores de la casa debe colocar sobre la mesa, cuantas veces sean necesarias, las fuentes con pequeños entremeses preparados, para que todos los huéspedes puedan servirse y conviene siempre tener una bandeja de reserva para posibles rezagados.
Conforme las fuentes vayan quedando vacías conviene retirarlas de la mesa para dejar espacio a otras bandejas con nuevas preparaciones.
Mientras tanto, frecuentemente y conforme se vayan necesitando se irán preparando los zumos de fruta y los cócteles, así se evitará que se calienten en exceso y que el hielo se derrita. Los vinos y la cerveza deben llevarse a la mesa sólo al momento de servirlos. Hay que procurar que no falte el agua mineral fresca.
Si se forman grupos de invitados alejados de la mesa del buffet, el anfitrión deberá intervenir acercándose a ellos con las bandejas e invitándoles a servirse.
Si el menú también incluye pinchos calientes, es mejor esperar hasta a que todos los invitados hayan llegado antes de llevarlos al salón y es necesario tener a mano paños de cocina y salvamanteles donde colocar los recipientes calientes.
Cuando llegue el momento de servir los primeros platos, las bandejas ya se habrán retirado de la mesa, al igual que los vasos vacíos, los platos de los pinchos y las servilletas usadas. Entonces es cuando habrá que colocar en un lado de la mesa nuevos platos, también de papel, con sus cubiertos y vasos limpios para el vino. A continuación se distribuirán en la mesa las nuevas bandejas, facilitando así a los invitados el que puedan servirse ellos mismos.
Luego, a su debido tiempo, tras haber retirado de la mesa las bandejas de los primeros y segundos platos, de las ensaladas, etc., y de haber puesto un poco de orden, se puede hacer entrar en el salón los dulces, la tarta, el helado y eventualmente la macedonia. Es mejor dejar para el final de la cena el centro de mesa con los dulces y la fruta (si es que todavía no se ha acabado), de forma que los invitados, si les apetece, puedan repetir a lo largo de la velada.
Tras los postres puede servirse el café y los licores, acompañados con galletas, pastas y bombones.



El final de la fiesta
El “nuevo adulto” acompañará a los invitados que van abandonando la fiesta, les ayudará a recoger bolso, chaquetas u otras prendas de abrigo, les agradecerá calurosamente el haber participado en una celebración tan importante para su vida y los despedirá afectuosamente.




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